Para realizar una transferencia o domiciliar un pago, es necesario facilitar el código IBAN de la cuenta bancaria con la que se hará la transacción. Pero cuando el pago se realiza fuera del ámbito europeo (zona SEPA), entra en juego además el código SWIFT, que identifica a la entidad financiera miembro de esta red con la que se va a llevar a cabo la operación.
Hasta 1973, los pagos de país a país eran procesos muy complejos y con errores. Ese año, 239 bancos de 15 países crearon la red SWIFT (siglas de Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication), con el objetivo de hacerlos más rápidos, fáciles y seguros. Casi medio siglo después, SWIFT conecta a más de 11.000 entidades financieras y más de 200 países y territorios entre sí, que han logrado estandarizar el proceso para que se complete en plazos de entre 24 y 48 horas.
El sistema se basa en el intercambio rápido y seguro de información sobre las transacciones financieras (ya sean pagos, avales, garantías, información de cuentas...) que tienen lugar entre entidades de distintas áreas globales. Cada entidad cuenta con un código único compuesto por una serie de entre 8 y 11 dígitos, que identifican la entidad, el país al que pertenece y la localidad en la que se encuentra su sede central. Es el código SWIFT, también conocido como BIC (por las siglas en inglés de Código de Identificación Bancaria).
Para el intercambio de esta información cuenta con SWIFTNet, una plataforma de mensajería que facilita estas comunicaciones y aloja cuatro servicios: FIN, el servicio de mensajería más antiguo, permite intercambiar mensajes individuales en formatos estándar ampliamente aceptados por toda la comunidad financiera; InterAct permite, además, intercambiar mensajes en formatos privados y es más flexible; FileAct facilita la transferencia de archivos, por ejemplo, el envío de grandes lotes de pagos internacionales; y WebAccess habilita para sus miembros la navegación segura por las páginas web financieras.
El volumen de mensajes registrados bate récords cada año: solo en 2021, las entidades financieras intercambiaron 42 millones de mensajes FIN, un 11,4% más que en 2020.
Raouf Soussi, responsable de Estrategia de Pagos de Empresas de BBVA, enfatiza que “SWIFT es un elemento esencial, por la seguridad y la confianza, en el modelo de corresponsalía, donde los bancos de un país representan a bancos extranjeros y les permiten poder operar en prácticamente cualquier país, sin necesidad de tener presencia en él o tener relaciones establecidas con todos los bancos mundiales”.
La alternativa a SWIFT es operar de forma manual, lo que puede aumentar los costes y los riesgos
Por todo ello, pertenecer a esta red es crucial para que las transacciones económicas internacionales de un país se desarrollen de manera automatizada y sin trabas. Sin formar parte de SWIFT, como les ha ocurrido ahora a algunos bancos de Rusia que han sido expulsados como sanción por la guerra con Ucrania, la alternativa es llevar a cabo estas operaciones de forma manual (a través de sistemas como fax o télex). Pero estos métodos son más complejos y pueden aumentar los costes y los riesgos, lo que puede disuadir a las entidades de llevar a cabo estas transacciones. Además, no estar en la red puede conllevar la posible pérdida de los bancos corresponsales, que centralizan y gestionan todos los pagos referidos a un mercado específico. Estas entidades pueden negarse a asumir el procesamiento manual de los pagos, para no afrontar los riesgos producto de perder la automatización.
En los últimos años la red está desarrollando varios proyectos innovadores para acortar aún más los procesos. Así, en 2018 lanzó SWIFT gpi, un servicio que procesa los pagos de manera más rápida, los traza de principio a fin y ofrece mayor información sobre su estado. BBVA fue uno de los diez primeros bancos en adherirse a nivel mundial y, además, lideró su implantación en España, México, Perú y Turquía.
En 2021, BBVA también fue uno de los primeros bancos en implantar SWIFT Go, que permite enviar pagos de bajo importe a otro país con rapidez, seguridad y transparencia sobre el procesamiento. Esta solución responde a la creciente necesidad de pymes y particulares de poder contar con un método de pago rápido para sus operaciones y compras ‘online’ en otros países.
Fuente: BBVA
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